La problemática conexa a las minorías no es una cuestión menor. Al contrario, estamos ante una cuestión de orden público, de estabilidad social y de cohesión, lo que le convierte en uno de los mayores desafíos actuales con un carácter ciertamente creciente. Es una realidad innegable que una gran mayoría de los conflictos internacionales existentes hoy día están estrechamente relacionados con la existencia de minorías, con sus demandas de reconocimiento y ejercicio de derechos. Una situación que, lamentablemente, también se repite en el ámbito interno, adquiriendo un cariz particular en los casos de secesión de Estados, cuestión ésta que reviste una especial importancia para España. Cada año aparecen en la escena pública nuevos grupos sociales minoritarios -ya sean nacionales o étnicos, lingüísticos o religiosos- que reivindican derechos especiales y reconocimiento, tanto a nivel interno como internacional, lo que en numerosas ocasiones dista mucho de ser una realidad. Esto nos lleva a considerar a las minorías como uno de los fenómenos sociales contemporáneos más explosivos y dinámicos que exigen una plena
